viernes, 23 de septiembre de 2011

Ella y sus andares.

Ella camina con la mirada en el frente, rabillo en sus ojos, nariz empolvada, el colorete justo y labios en carmín. Ella camina fuerte subida en 15 cm, sin pegar el golpe, sin arrastrar los pies, sin refugiar su mirada en las aceras de algún lugar debajo de un cielo anocheciendo.
Ella respira hondo exhalando el humo de algún fumador cercano, de el tubo de escape de los coches, sin preocuparse, dejando ver sus dientes blanqueados hace poco.
Ella camina divertida, sin mirar a su alrededor, sin pensar en los detalles que la rodean, fijando sus ojos brillantes en el horizonte.
Ella se ha puesto guapa, está llegando a su destino, acelera el paso con rasgos felices.
Y se encuentra allí bajo la casa de aquel extraño que hace meses que conoce, y que la hace feliz cada día, vive por él y para él. Y allí se encuentra saltando escaleras, con un ascensor averiado, y un timbre desafinado. Con él.
Ella está enamorada.
E.

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